Este es un convento de la orden de los Agustinos. Fundado en 1535 y terminado unos años después por fray Jorge de Ávila, es el monumento que conserva mayores reminiscencias góticas, como el extraordinario rosetón que permite el paso de tersos rayos del poniente a través de sus finas lacerías labradas magistralmente en piedra o su púlpito, que más que trabajado en cantera parece un encaje, o sus nervaduras y hasta el barandal del coro, también de piedra. Se tiene también una fuerte presencia renacentista.
La disposición de una puerta lateral al norte, de señalado estilo plateresco, así como el escudo de la orden franciscana en la portada principal, junto con el de los agustinos, nos puede llevar a pensar que ésta también fue una fundación originada por los primeros evangelizadores de la región y después cedida y terminada por los seguidores de la regla de San Agustín.
Notable también, en este conjunto, es el aprovechamiento del gran desnivel que presenta el terreno y que al construir las celdas (que quedan al nivel de la calle posterior) coinciden con la planta alta al frente del conjunto, de tal manera que si vemos la fachada poniente parecen dos pisos y por el oriente solo de uno.
Fine
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