viernes, 13 de diciembre de 2013

Convento de Santa Catalina de Siena, Itzamatitlán

Se trata de un convento Dominico. Contrariamente a todos los mencionados anteriormente, este conjunto no tiene vestigios claros que nos permitan ver en la actualidad cómo fue en sus épocas de esplendor, sabemos de él por referencias escritas.

El sitio es mencionado como uno de los sujetos que tributaban en "Huaxtepec" en la época prehispánica, está relacionado con "Coacalco" y con sus cabecera de tributación.
El asentamiento, pese a estar en tierras fértiles, no fue congregado como sucedió con numerosos asentamientos de las Amilpas; por el contrario, cuando en el siglo XVII surge la hacienda de San Carlos Borromeo se levanta el nuevo pueblo-hacienda sin que el antiguo asentamiento pierda identidad.

El conjunto tiene un atrio primitivo que fue modificado al ser reutilizado para levantar otras construcciones, no guarda una relación formal con el tipo atrial que conocemos al grado que actualmente es difícil identificar los límites, más bien nos ofrece una idea de patio mencionado por cronistas donde lo pobladores atendían la celebración que se realizaba en la capilla abierta. Es de extrañar que la ventana mire al norte y el claustro esté pegado al muro oriente del templo; tal vez indique su origen temprano cuando la traza colonial todavía no quedaba establecida.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Culturas Prehispánicas

Cultura
Lugar de Influencia
Localización
Periodos o fechas
Tipo de Influencia











Olmeca
Barrio de Gualupita
3 Marías

Chalcatzingo

Chimalacatlán

Ticuman (cuervas, Chagûera y el Gallo)

Joya del gato
Tochatlaco
Ahuehuetes
Rio amatzinac
Marcelino Rodriguez
Cerro campana

Atlihuayan
Olintepec
Zazacatla

Cuernavaca
Huitzilac

Jantetelco

Tlalquiltenango

Tlaltizapan

Axochiapan







Yautepec
Villa de Ayala
xochitepec







1200-500 a.c



Cerámica
Escultura
Relieves/ estelas
chinampas
Teotihuacana
Las Pilas
Axochiapan
Jonacatepec

300-600 a.c
Algodón
Mixteco-zapoteca
Tlacopan,
Texcoco,
Atzcapozalco
Xochicalco
Miacatlán
Temixco
1325 hasta el año 1521 d.c
Su calendario corresponde a un sistema coherente de origen mixteco que data del siglo VIII
Maya
Xochicalco
Miacatlán
Temixco
650-900
Templo de la serpiente emplumada en un estilo con influencia maya y teotihuacana
Tolteca
Zazacatla
Xochitepec
950-1150
Cerámica
Piedra tallada
Xochimilca
Tepoztlán
Tetela
Teopanzolco
Cuernavaca
1150-1200
Cerámica
agricultura
Chichimeca

Chinameca
Tlaltizapan
Totolapan
Tepoztlán
1000-1800 d.C
Cazadores/recolectores
Cerámica
Pinturas
Tallado de huesos humanos
Petroglifos y pictogramas abstractos
Tlahuica
Cuauhnahuac
Huaxtepec
Tetlámatl
Xiutepec
Tepoztlán
Yautepec
Totolapan
Yecapixtla
Coatetelco
Teopanzolco
Xochicalco
Capilco

Cuernavaca

Oaxtepec

Jiutepec

1100 d. C conquistada por segunda vez por los aztecas en 1430 y por segunda vez en 1450


Algodón
textiles
Azteca
Cuauhnáhuac
Huaxtepec
Tepalcingo
Totolapan
Atlatlahuacan
Yautepec
Tepoztlán
Yecapixtla
Cuernavaca
Oaxtepec
1250 d.C- 1521 d.C
Escultura en piedra, trabajaron metales, madera, tejidos, alfarería y piedras preciosas


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Convento de la Inmaculada Concepción, Zacualpan de Amilpas

Se trata de un convento agustino. Fundado en 1435 y terminado por el año de 1567; se le atribuye a fray Juan Cruzat (o Cruzate).


De lo que hoy vemos en este conjunto, lo más antiguo es el claustro, que más que una obra renacentista, parece medieval, aunque la perfección técnica de la fábrica denota su época. Semeja una fortaleza incontrastable con puertas en la planta baja y ventanas en la alta, en vez de los tradicionales arcos que enmarcan el patio.


La capilla abierta, de tipo escenario (levente elevada del atrio), con su gran arco de medio punto, se ve anexada posteriormente al convento, junto con el pórtico, adyacente, de dos arcos de menores dimensiones.

El templo con muchas intervenciones posteriores a su fundación, presenta la característica de tener una capilla lateral (hacia el norte) dedicada a la virgen del Rosario, edificada en pleno siglo XVIII, al igual que las capillas posas, en las esquinas del atrio elevado sobre el nivel de la calle y cuyos accesos están logrados por rampas y escaleras.

Convento San Juan Bautista, Yecapixtla

Este es un convento de la orden de los Agustinos. Fundado en 1535 y terminado unos años después por fray Jorge de Ávila, es el monumento que conserva mayores reminiscencias góticas, como el extraordinario rosetón que permite el paso de tersos rayos del poniente a través de sus finas lacerías labradas magistralmente en piedra o su púlpito, que más que trabajado en cantera parece un encaje, o sus nervaduras y hasta el barandal del coro, también de piedra. Se tiene también una fuerte presencia renacentista.

La disposición de una puerta lateral al norte, de señalado estilo plateresco, así como el escudo de la orden franciscana en la portada principal, junto con el de los agustinos, nos puede llevar a pensar que ésta también fue una fundación originada por los primeros evangelizadores de la región y después cedida y terminada por los seguidores de la regla de San Agustín.

Notable también, en este conjunto, es el aprovechamiento del gran desnivel que presenta el terreno y que al construir las celdas (que quedan al nivel de la calle posterior) coinciden con la planta alta al frente del conjunto, de tal manera que si vemos la fachada poniente parecen dos pisos y por el oriente solo de uno.

Hacienda San Carlos, Cuautla

Ruinas de un esplendor desmoronado de manera abrupta, imponentes volúmenes constructivos que resisten la acción del hombre y los elementos naturales, acueductos que surcaron plantaciones, ahora integran el paisaje urbano. Estos son algunos vestigios de las haciendas azucareras en el estado de Morelos, pero algunas de ellas se han conservado por iniciativa de sus actuales dueños.



La hacienda San Carlos Borromeo en Yautepec Morelos, data de 1608; es una hacienda del siglo XVII, restaurada por el arquitecto Alonso Martín.
La hacienda es heredera directa de la sociedad feudal y la encomienda, con la salvedad de que la hacienda, en su periodo final, gozó los beneficios de las innovaciones tecnológicas del siglo XIX. La vertiginosa caída que experimentó este sistema durante la Revolución obligó al grupo triunfante a modificar -de forma pero no de fondo- las relaciones sociales de producción. La enorme acumulación de poder y dinero que gozaron los hacendados a finales del XIX y principios del XX fue uno de los factores que provocaron el movimiento armado, que en Morelos alcanzó su nivel más alto de organización.
Por la abundancia de ríos y manantiales, los terrenos morelenses ofrecían una fertilidad asombrosa, mucho mayor que los terrenos en el norte del país, y con la ventaja de tener el mercado de la Ciudad de México a menos de 100 Km. de distancia.



Morelos se convirtió rápidamente en el principal productor de caña a nivel nacional. La renovación tecnológica que experimentó esta industria a partir de 1880 produjo un crecimiento enorme. Innumerables son las acciones heroicas, los crímenes, las traiciones, las anécdotas que guardan los muros enmohecidos de las haciendas azucareras. 


La de San Carlos guarda la historia pintoresca de un matón que borracho acostumbraba dispararle a la veleta en forma de gallito que se encuentra sobre la torre de la iglesia, hasta que la bala de un vecino agraviado por el fanfarrón puso fin a tan inútil y despreciable existencia. La Hacienda de San Carlos, con sus bellísimos jardines, se alquila para bodas.

Cómo llegar:
Ex Hacienda San Carlos
Yautepec, Morelos
Desde la ciudad de Cuernavaca toma la carretera Núm. 180 en dirección a Yautepec, ubicada a 27 kilómetros al este.

Hacienda Casasano, Yautepec

INTRODUCCIÓN

En la actualidad muchas de las comunidades van perdiendo sus costumbres y tradiciones. Es lindo ver las calles adornadas, la gente entusiasmada, llena de alegría en festejar con su familia. La tradición no es más que todo aquello que una generación hereda de las anteriores y, por estimarlo valioso, lega a las siguientes; y lamentablemente, la moda, la tecnología, entre otras cosas, van apagando esa sabiduría que nuestros antepasados nos transmiten, con esperanza de que las costumbres y tradiciones no se pierdan, que prevalezcan años y las generaciones futuras continúen con los que ellos empezaron, dando valor e identidad al pueblo al que pertenecen.
Esta investigación está enfocada a eso, dar identidad al pueblo de Casasano, que contra viento y marea, ha llevado hasta la actualidad lo que los ancianos han celebrado desde años atrás, recordar lo importarte que es, y cuál es el significado de las celebraciones que ahí se llevan a cabo, ya que muchas veces no sabemos qué es lo que en realidad pasa.
A continuación se presenta una reseña, donde se muestra, breve y conciso, los eventos que se dan en la Fiesta de la Virgen de Guadalupe y del Carnaval; se trata de enfatizar la esencia, el significado, la importancia de cada acontecimiento, ya que se puede afirmar que Casasano es una de las pocas comunidades que conserva sus tradiciones, resaltando que este poblado no llega a compararse con las fiestas de otros municipios, pero en cambio conserva y aviva todo aquello que llena de orgullo el ser parte de Casasano.

La invitación está hecha, sólo falta que sigas leyendo y te adentres a lo que las raíces de esta comunidad te quieren transmitir. Es satisfactorio aprender de lo que un pueblo es, hace y conserva, porque la historia y el pasado siguen prevaleciendo año tras año, de generación en generación.

Casasano es un poblado caracterizado por varias cosas: infraestructura, ya que tiene su propio asoleadero (lugar donde los agricultores de arroz y maíz exponían al sol su siembra), las galeras (pequeña construcción de cuartos donde le daban asilo temporal a los jornaleros que venían de otros estados), la estación del tren, la iglesia, que data del año 1723, el ejido, el cual comprenden varias extensiones de tierra que dan sustento a varias familias de este poblado, donde se siembra principalmente caña de azúcar y también la existencia de los invernaderos,  la hacienda y el ingenio, el cual desde muchos años atrás produce azúcar y en tiempos anteriores destilaban alcohol, siendo la base económica de la mayoría de las familia en Casasano.

La mayor parte de la historia de este poblado está relacionada al ingenio. A principios del siglo XVII, el ingenio pasó a ser propiedad de Gordian Casasano, contador juez oficial de la Real Hacienda de la Nueva España, quien poseía una regular extensión de tierras de sembradío muy cercanos a San Pedro Mártir, pueblo que hasta la fecha eterniza su nombre. La historia de la Hacienda de Casasano se remonta a la época de la colonia como la hacienda de San Pedro de Casasano. En el año de 1598 Gordian Casasano contrató los primeros trabajadores para explotar las tierras sembradas de caña, de esa época pasó por varios administradores que no están registrados en la historia. De 1905 a 1910 la Hacienda pasó a ser de Francisco Vélez con una producción de azúcar de 933 toneladas; posteriormente durante la zafra de 1910/1911 produjo 1,151 toneladas de azúcar y 820 toneladas de panela, la cual fue una Zafra exitosa e increíble. Durante 1912-1913 estalló la Revolución en la región por lo que no se tuvo zafra, los cañaverales fueron quemados por los Huertistas en la persecución de Emiliano Zapata. Posteriormente la Hacienda fue abierta para su producción pero su trabajo era intermitente hasta que en 1942 un empresario visionario, Don Juan Barrales, constituyó la empresa denominada “La Abeja”, S. A., la cual se preocupó por sembrar caña e invertir en el trapiche hasta formarlo como Ingenio.
Actualmente toda la infraestructura sigue presente algo característico de esta comunidad que día a día lucha por conservar la historia de años pasados.

La tradición, por ser la forma más sencilla de comunicar o transmitir los valores y las manifestaciones culturales y artísticas en el correr del tiempo, es también la manera más sencilla y directa de hacer la historia.

La tradición, por ser historia viviente y comunal, tiene una dimensión humana, una dimensión social, una dimensión geográfica y otra temporal, y sobre todas estas cualidades, la virtud de amalgamar al hombre presente con su pasado y con su terruño. Es el hilo que teje la malla de generaciones y que da sentido, color, sabor, perfil, carácter cultural y fisonomía social.

En nuestro país tenemos muchas tradiciones a lo largo del año, y de un modo u otro, todas ellas se relacionan.

María Moliner define fiesta como “el conjunto de actos extraordinarios […] con que se celebra un acto familiar o, para regocijo público, se organizan en un sitio público con motivo de algún acontecimiento o en fechas señaladas en el año”.
El primer elemento es su condición de extraordinario. Los días de fiesta son diferentes a todos los demás, se les espera e implican preparativos. El otro aspecto importante de la fiesta es la razón por la cual se celebra. Evidentemente, hay celebraciones familiares, en ellas, lo que se celebra es un acontecimiento especial en la vida: matrimonios, bautizos, cumpleaños, nacimientos y muertes. Pero así como la vida de la gente tiene días comunes y días de fiesta, las ciudades, los santos y sus santuarios así como la tierra, tienen los suyos. Los días memorables hay que festejarlos de manera especial.

Las fiestas mexicanas reflejan y representan el mestizaje, pues los indígenas y los españoles no sólo mezclaron sus genes, comidas y palabras, sino también creencias y desde luego, las fiestas.

“Dos sangres hermanadas, aunque antagónicas en su origen, cuando se derramaban de manera literal. Pero más sangre ha nacido de este venturoso mestizaje, que aquella pérdida para lograr la asimilación”. José N. Iturriaga.

México es un país alegre. El calendario festivo registra más de 5,000 fiestas anuales en todo el país. En las fiestas cívicas se conmemoran eventos históricos como la independencia, una batalla ganada o el nacimiento de un conciudadano distinguido.

La iglesia, en nuestro caso la católica, también tiene su propio calendario de festividades para conmemorar momentos especiales para los creyentes. Existen fiestas patronales dedicadas a los santos patronos que protegen un gremio, un pueblo o un barrio. Tanto los Santos como las Vírgenes y los Cristos de los santuarios tienen sus propios días festivos. Por último, las fiestas de origen prehispánico honran a la tierra, nuestra madre, quien tiene que ser tratada de manera especial algunos días, y tanto ella como las otras fuerzas de la naturaleza que la complementan, responden a un calendario en el que los ciclos agrícolas, los rituales prehispánicos, la iglesia católica y la cultura europea se reúnen para hacerles los honores. Para tal efecto se realizan las fiestas de glorificación del ciclo solar, las fiestas de fertilidad y prosperidad y las fiestas de la oscuridad y penitencia.



En casi todo el país se honra el 12 de diciembre, a Nuestra Señora de Guadalupe, la Virgen que se apareció en el cerro del Tepeyac, donde los mexicas veneraba a Tonantzin, madre de los Dioses, Casasano no puede ser la excepción, ya que en su día es la fiesta mayor en este poblado, la mayoría de la población es  100% guadalupano, la fe de la virgen morena invade a todos los habitantes de ahí.

También hay otra fiesta patronal de gran importancia, a San Pedro Mártir, que se celebra el 29 de Abril, en la cual se celebra de la misma forma que a la Virgen, pero sin tanta fuerza.

Ex Hacienda de Temixco, Temixco

Historia Temixco, Morelos.

Época Prehispánica
Aproximadamente en el año 830 después de Cristo, comenzaron a salir de Aztlán las siete tribus nahuatlacas: Xochimilcas, Chalcas, Tepanecas, Colhuas, Tlahuicas, Tlaxcaltecas y Nahuas. Los tlahuicas, quinta tribu de las siete que emigraron hacia el centro del país, salieron de un lugar llamado de las siete cuevas, conocidas como Chicomoztoc situado al noroeste de México. Estos llegaron al valle de México, y al no encontrar lugar donde asentarse, se trasladaron al otro lado de las montañas del Ajusco. Así fue como llegaron a fundar lo que hoy es Cuernavaca, Oaxtepec, Tepoztlán, Tetlama, Jiutepec, Yautepec, Xochitepec y Yecapixtla, formando las provincias de Cuauhnáhuac y Huaxtepec.
En la época del dominio de la "Triple Alianza", como lo indica la Matrícula de tributos de los señoríos de Cuauhnáhuac y Huaxtepec del Códice Mendocino, que de los cuarenta pueblos que constituían estas dos provincias, tanto la de Cuauhnáhuac y Huaxtepec, principalmente la primera, los únicos pueblos que existían en lo que hoy comprende el territorio del municipio de Temixco fueron Acatlipa y Cuentepec.
A la llegada de los españoles a territorio mexicano en 1519, y posteriormente a la región Morelense, que todavía se encontraba dividida en dos señoríos, Hernán Cortés y su gente, conquistaron las regiones de Huaxtepec y Cuauhnáhuac, así lo menciona "El Códice Municipal de Cuernavaca"; en que esta ciudad cayó el 13 de abril de 1521, hecho que marca el principio de la Época Colonial.



Época Colonial
Por real cédula expedida por Carlos V en Barcelona el 6 de julio de 1529, se concedió a Cortés el título de Marqués del Valle de Oaxaca, señalándosele 22 villas y 25 mil vasallos. El territorio del marquesado se extendía desde Coyoacán, en el sur de la Ciudad de México, y abarcaba casi todo el Estado de Morelos.
De estas villas o pueblos en lo que hoy es el territorio de Temixco existían: Acatlipa, San Agustín Tetlama y San Sebastián Cuentepec.
El segundo Marqués dio algunas tierras a las órdenes religiosas, asimismo puso a rentar sus dominios y dio permiso de que se establecieran trapiches que dieron nacimiento a las principales haciendas, intensificó el cultivo de la caña cada vez más remunerativo y despertó la ambición de los españoles, quienes adquirieron tierras dentro del marquesado a censo perpetuo. Este fue el origen de las haciendas azucareras de Morelos.
Nacimiento de la Hacienda de Temixco. Las primeras instalaciones de esta hacienda, iniciaron el 29 de julio de 1617, cuando se otorga una merced a Don Francisco Barbero en Copaltepeque, jurisdicción de Acatlehuayaca, al poniente del pueblo de Tlaquiapa, consistente en un "llano de estancia", que aproximadamente abarcaba 1,755 hectáreas; después, se le fueron agregando, por distintos dueños, otras tierras que habían comprado a los indios.
Algunas de estas tierras fueron las de Acatlipa, en donde los naturales de este pueblo solicitaron licencia del Virrey en 1610, para vender poco más de una caballería de tierras de riego, por "tener necesidad", las cuales fueron vendidas el 10 de febrero de 1610, al capitán Gaspar Yañez Osorio, el que a su vez las vendió al cacique de Cuernavaca Toribio de San Martín Cortés, esta extensión fue medida, a la manera indígena, en nueve "Zontlis".
En 1617, las primeras instalaciones de esta hacienda fueron un trapiche, y a principios del siglo XVIII, se convirtió en un ingenio, debido a su inmensa extensión territorial y que dentro de sus límites, existían pequeños trapiches como el de "Rivas", "Tomalaca" y el de "San José", los cuales eran alquilados a industriales más modestos, además de la gran fábrica principal. Se convirtió en hacienda con el nombre de "Nuestra Señora de la Concepción".
Al darse posesión de la hacienda de Temixco a Miguel de Zia, por el comisario del Santo Oficio de Cuernavaca, Fray Simón Roa en 1715, el cual entregó a esta hacienda en el remate, tierras propias de Xochitepec y Alpuyeca, los vecinos de estos dos pueblos se quejaron en 1719 contra Miguel de Zia, por el despojo de dos sitios de estancia para ganado menor. Zia, afianzado en la propiedad, alegó en contrario, al grado de que Xochitepec no recuperó nunca esas tierras.
En 1747, fue un año de lucha para la hacienda de Temixco, cuando los indígenas de Alpuyeca, no conformes con el despojo de sus tierras que había afectado la hacienda, se alborotaron contra el dueño de ésta, el cual contaba con el apoyo del Tribunal del Santo Oficio, obtuvo del Comisario de la Inquisición de Cuernavaca, Fray Miguel de Nava, que se aprehendieran a los alborotadores de Alpuyeca y que se les abriera causa en Cuernavaca, a efecto de inquirir con ellos, quiénes habían sido todos los demás alborotadores y saber qué personas los habían inducido a sublevarse contra el dueño de la hacienda de Temixco.

Siglo XIX
En 1808, don Gabriel Joaquín de Yermo para festejar el cumpleaños de su esposa María Josefa de Yermo, dio libertad a 200 esclavos negros que pertenecían a la hacienda de Temixco; siendo ésta una de las razones por la que los negros no contribuyeron en el movimiento de Independencia de 1810, sino que estuvieron al lado de los españoles.
En el golpe de estado en la Nueva España en contra del virrey Iturrigaray, el 15 de septiembre de 1808, un grupo de españoles encabezados por Yermo, quien con 300 negros de sus haciendas tomó el palacio virreinal donde se apoderaron de la persona del virrey José de Iturrigaray. Al día siguiente, la audiencia reconoció como virrey al pusilánime Pedro Garibay, terminando en esta forma el intento legalista de los criollos para hacer la independencia bajo el nombre de "Patriotas de Fernando VII".
Al estallar la guerra de Independencia Mexicana, Gabriel Joaquín de Yermo convirtió su hacienda de Temixco en un centro del Bando Realista de aprovisionamientos militares.
Con la creación del Estado de México, el actual territorio del hoy Morelos formó parte de éste, con el nombre de Distrito de Cuernavaca, integrado por tres partidos de cabecera: Cuernavaca, Cuautla y Jonacatepec, integrándose estos partidos de municipalidades.
La hacienda de Temixco, con la misma categoría, se encontraba dentro del municipio de Xochitepec, y a la vez éste formaba parte de la jurisdicción del Partido y Distrito de Cuernavaca.
Poco tiempo después de haber triunfado en México la República y de que el gobierno de don Benito Juárez regresó a la capital en 1867, se operó para Morelos un cambio exclusivamente en orden político. Juárez, en su carácter de Presidente de la República, promulgó el Decreto el 17 de abril de 1869, donde erige en Estado de la Federación con el nombre de "MORELOS", la porción del territorio del Estado de México comprendida en los distritos de Cuernavaca, Cuautla, Jonacatepec, Tetecala y Yautepec, que formaron el Tercer Distrito Militar creado en 1862.
Con la creación del Estado de Morelos, la hacienda de Temixco continuaba con la misma categoría, pasando a la jurisdicción del distrito y municipio de Cuernavaca.


Siglo XX

El año de 1914 fue de grandes batallas en la hacienda de Temixco, ya que fue ocupada el 26 de mayo por las fuerzas zapatistas, reforzadas con los elementos de guerra que habían capturado en Jojutla, Zacatepec y San Miguel Treinta, al avanzar sobre Cuernavaca.
A principios del mes de junio de 1914, se realizó el sitio y toma de la plaza de Cuernavaca por las fuerzas revolucionarias zapatistas, ya que estaba en poder de las fuerzas federales del general Pedro Ojeda. En esta operación participaron los más destacados jefes zapatistas Morelenses con sus respectivas tropas.
Después de más de 70 días, finalmente los federales rompieron el sitio el 13 de agosto, abriéndose paso con fuertes pérdidas, entre los revolucionarios que estaban al sur, y que replegándose ofrecían la mayor resistencia posible atacados por los flancos y la retaguardia, saliendo de Cuernavaca por el rumbo de Chipitlán hacia Temixco. En la cuesta de la muerte entre Cuernavaca y Temixco, los federales perdieron su artillería y los carros de municiones que llevaban, pues cayeron en poder de sus atacantes.
Cuando los zapatistas ocuparon la Ciudad de México, Manuel Palafox, uno de los secretarios de Zapata, asumió la Cartera de Agricultura y Colonización en el año de 1915. Ocupando este cargo confiscó todos los ingenios y destilerías de alcohol que se encontraban en completa ruina; Temixco fue uno de los que volvieron a trabajar como empresa pública manejada por el Gral. Genovevo de la O.
A finales del año de 1920, los vecinos del Real de Temixco solicitaron al Gobernador Provisional del Estado se les reconociera alguna categoría política. 
Expidiendo el decreto número 32, en donde se eleva a la categoría de "Congregación" el poblado conocido como Real de Temixco, formando parte del municipio de Cuernavaca.
Se da posesión de las tierras a los vecinos de esta congregación por resolución provisional, el 18 de diciembre, concedidas por el C. Gobernador del Estado Dr. José G. Parres.
Finalmente, el 8 de mayo de 1924, siendo presidente de la república el Gral., Álvaro Obregón, se da la resolución sobre dotación de ejidos, donde se reafirma la resolución provisional antes mencionada.

Creación del Municipio de Temixco
Conforme a la Constitución Política del Estado de Morelos del 20 de noviembre de 1930, así como la Ley de División Territorial del Estado del 7 de febrero de 1932, el pueblo de Temixco se encontraba dentro de la jurisdicción del municipio de Cuernavaca. A finales del mismo año se modificó la ley antes citada, en donde Temixco pasó a formar parte de la jurisdicción del municipio de Jiutepec.
En el mes de febrero de 1933, los vecinos de los poblados de Temixco, Acatlipa, Cuentepec y Tetlama; solicitaron por escrito al H. Congreso del Estado, la creación de un nuevo municipio con jurisdicción en los pueblos antes nombrados y con cabecera municipal en Temixco. El cual promulgó el decreto el 5 de marzo de 1933, en donde se crea el municipio libre de Temixco con jurisdicción en los pueblos de Tetlama, Cuentepec, Acatlipa y el mismo Temixco, como cabecera municipal.
El 8 de diciembre de 1935, se funda el poblado de Pueblo Nuevo del Puente (Alta Palmira) formando parte de este municipio. En 1956, el poblado de Pueblo Viejo perteneciente al municipio de Cuernavaca solicitó al Congreso del Estado que se les cambiara de municipio, ya que la cabecera municipal a la que pertenecían les quedaba geográficamente retirada; por tal motivo el Congreso del Estado publicó el decreto en el cual se segregaba del municipio de Cuernavaca este poblado anexándose al de Temixco. 
En la década de los años 70, debido al crecimiento poblacional y a la emigración de gente de otros estados como Guerrero, Puebla, Michoacán y Estado de México, se fundaron varias colonias como la Rubén Jaramillo, Lomas de Guadalupe, 10 de Abril, La Azteca, entre otras.
El 7 de marzo de 1990, siendo presidente municipal el C. Lic. Roberto Olivares Mariaca, se eleva de rango el pueblo de Temixco a Ciudad.



Esta hacienda fue construida en el siglo XVI para explotar los recursos naturales de la región, delimitada entonces dentro del Marquesado del Valle de Oaxaca.
Fue Francisco Barbero quien convirtió la hacienda en uno de los ingenios más importantes de la colonia. En la guerra de Independencia constituyó uno de los principales focos de resistencia realista.
Durante la Revolución, las instalaciones de la hacienda fueron tomadas por zapatistas y federales, alternadamente, utilizándolas como fortaleza y almacén de armas, ya que eran punto estratégico, por la cercanía a la capital, librándose múltiples batallas y dejando en ruinas la Hacienda.
En 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, fue utilizada como campo de concentración de japoneses ya que México formó parte de los países aliados declarando la guerra a las potencias del eje.
Al finalizar la guerra, la Hacienda se convirtió en procesadora y molino de arroz ocupando uno de los primeros lugares en el estado.
A partir de 1968 inicia sus operaciones como centro turístico recreativo con el nombre de Balneario Ex Hacienda de Temixco.
En 1995, con la incorporación de nuevos servicios se inaugura un río con olas y una alberca de olas circular (única en Latinoamérica) y así toma el nombre de Parque Acuático Ex Hacienda de Temixco.
De estas villas o pueblos de lo que hoy es el territorio de Temixco existían: Acatlipa, San Agustín Tetlama y San Sebastián Cuentepec.



Se ubica en la parte noroeste del Estado, en las coordenadas 18° 51’ de latitud norte y los 99°14’ de longitud oeste del meridiano de Greenwich; se encuentra a una altura de 1,280 msnm. Limita al norte con el municipio de Cuernavaca, al sur con los municipios de Miacatlán y Xochitepec, al noreste con los municipios de Emiliano Zapata y Jiutepec, al este con el municipio de Xochitepec, al oeste con el municipio de Miacatlán, y al noroeste con el Estado de México. Su distancia aproximada a la capital del estado es de 10 Km.


Contacto:
Teléfono: (777) 325 0355, D. F. (55) 5511 4699
Correo electrónico: parqueacuatico@temixcoacuatico.com